Eugenio Ochoa Gonzalez

Eugenio Ochoa Gonzalez es un hombre que nació el 19 de abril de 1815, 13 años después de su nacimiento llegó a Paris donde estudió pintura junto al barón Gros. En los años que estuvo en la capital francesa pudo conocer toda la situación social, desde el campo artístico pasando por el político.

Eugenio, que vivió la dorada época del romanticismo, pudo empaparse del éxito y desarrollo de los escritores y sobre todo artistas de la máxima calidad. Aproximadamente 20 años después volvió a España donde puso en práctica todo lo aprendido y lo hizo junto a Federico de Madrazo y el Conde Campo Alange. ¿La forma en la que puso en práctica su aprendizaje?

Mediante la revista El Artista, aunque lamentablemente este proyecto duró a penas un año, de 1835 a 1836. Lejos de caer ante este ¿Fracaso? Él siguió progresando, Eugenio Ochoa Gonzalez se casó y siguió invirtiendo tiempo y energía en el arte.

Eugenio Ochoa Gonzalez, el artista que nunca se rindió

Después de su corta andadura en la fugaz revista El Artista y contraer matrimonio con la mujer de su vida, él sabía para que había nacido, cual era su pasión y su objetivo; El arte. En diferentes formas, en diferentes momentos. Escribió grandes obras que hoy, siglos después siguen siendo muy valoradas, entre ellas podemos destacar Uncerturance and love (Una obra dramática) la cual tuvo mucha relevancia por aquel entonces.

Su gran conexión con el arte y la libertad hizo que tuviese una estrecha relación con la prensa, algo que no solo pudimos ver en su andadura por la revista El Artista, sino que también colaboró con La Abeja, donde publico varios artículos.

Considerado como un artista completo y presente en el romanticismo, la creación y la difusión, es toda una referencia en el arte en general y sobre todo, alguien que en su tiempo hizo que la sociedad pudiese avanzar y modernizarse, al menos en términos sociales.

La prensa fue su mejor obra

Para cualquier artista, el éxito está en saber hacer, saber innovar, saber traer arte desde el arte y Eugenio no fue una excepción. Su arte se pudo ver reflejado en diferentes medios, tanto en revistas como en periódicos. Madrid, Barcelona y Paris fueron testigos de ello, ciudades donde él fue desde director hasta colaborador en diferentes medios de gran relevancia. Pero, ¿Cuáles fueron sus andaduras por la prensa?

  • Semanario Ptorescto Español (1836)
  • Don’t Forget Me (1837)
  • Revista de Madrid (1839)
  • Revue de Paris (1840)
  • El Iris (1841)
  • Revista Back Facultad de Civilización Europea (1843)
  • Universidad Moniteur (1843)

Entre otras muchas, fueron sus aportes en diferentes formas lo que le dio esa popularidad tan bien merecida. Todo esto lo condujo a ser parte importante de grandes medios hispanos: El Heraldo, La España, El Renacimiento, El Amigo del pueblo, entre otros medios de prensa, fueron parte de su CV.

Fue en la prensa donde este artista pudo exponer todas sus ideas, arte y sobre todo, toda su experiencia e inteligencia adquirida a lo largo de su vida. Para algunos fue un genio, para otros fue alguien que simplemente supo insistir, tuvo constancia. Pero algo está claro, Eugenio Ochoa Gonzalez supo lograr todo con lo que soñó desde que era pequeño, y lo hizo mediante los medios de comunicación. Hoy, siglos después, sigue siendo recordado como artista y sobre todo, como parte de la ciencia de la comunicación.

La peculiaridad siempre estuvo en su vida

Eugenio Ochoa Gonzalez fue un tipo peculiar, un artista único, singular y sobre todo muy amplio, tan amplio como sus horizontes. El niño que quiso ser un artista, el artista que se convirtió en la voz del romanticismo y del periodismo. Desde sus obras hasta su presencia en innumerables medios de comunicación dejaron plasmado una personalidad única, que hoy sigue siendo hablada en los libros de historia.

Sus formas, pensamientos y sobre todo su forma de afrontar los vaivenes de la vida hicieron que Eugenio Ochoa Gonzalez fuese un ejemplo para muchos, el arte en toda su amplitud tiene un hueco reservado para este artista, un hueco que sin lugar a dudas merece debido a sus innumerables logros como hombre y sobre todo como predecesor (en términos filosóficos) de grandes nombres asociados al arte.